Fernando Savater: “Me cuesta creer que haya chiflados haciendo constituciones” Considerado uno de los más prestigiosos filósofos del mundo, conoce bien el caso chileno y desafía las políticas identitarias ( POR JORGE ABASOLO)

Fernando Savater es uno de los intelectuales europeos más brillantes, influyentes y controvertidos de su generación. Nacido en el País Vasco, catedrático de Ética en la Universidad Complutense de Madrid, suele ser presentado de muchos modos: como azote de estúpidos, filósofo provocador, eterno disidente, defensor del amor propio contra el amor altruista o como filósofo de lo posible contra lo probable.

Es sin duda un filósofo atípico, un personaje entre dos aguas: el escepticismo y el sentido común. El mismo achaca humorísticamente esta aparente ambigüedad al hecho de haber nacido un 21 de junio, a caballo entre dos signos: géminis y cáncer.

La ficha policial franquista llegó a definirlo como “anarquista moderado”, definición que Patxo Unzueta ha traducido como “fuego frío”, una de las definiciones de Savater más certeras, ya que el filósofo vasco es fuego, entusiasmo, inquietud creadora, incluso en su modo de hablar, de gesticular, de reír, pero es también frío, es decir, tiene los pies bien colocados en una sólida formación filosófica y cultural, atento siempre a no dejarse arrastrar por las modas, por los clichés intelectuales ni por lo que pueden pensar de él los demás.

Más gordo que la última vez que estuvo en Chile, pude charlar con él de todo, “porque filósofo que eluda algún tema, no es filósofo”, me aclaró de partida.

-A usted se le ha definido como un  filósofo optimista…cosa tan difícil  como encontrar un vampiro con anemia…

-(SE RIE)  Pero,  a ver…déjame decirte que yo soy más bien un filósofo lúgubre. Optimista, no. Yo soy un pesimista activo.

EL CASO CHILENO

-El borrador de la nueva Constitución chilena contiene casi 500 artículos y pasaría a ser la más extensa del mundo. Hasta consagra el derecho de los animales a vivir una vida libre de maltrato.

-Queriendo mucho a los animales y teniendo gran respeto por las mascotas me parece un absurdo. Estas rarezas pueden llevar de contrabando otras ideas que pueden ser muy peligrosas. En Europa también tenemos ese tipo de propuestas tan dementes. La idea de que los animales tienen derechos es una imbecilidad, porque tampoco tienen deberes.

Fernando Savater conversa con Abasolo: “Las dos primeras leyes que sacó Hitler fueron a favor de los animales y a favor de la ecología”

La idea del animalismo, como el feminismo en el sentido más noble del término, la ecología y otras temáticas son ideas que nacieron entre finales del siglo 19 y mediados del 20 en Europa…y se les miraba como cosas exóticas…a veces con apoyos inesperados. Las dos primeras leyes que sacó Hitler fueron a favor de los animales y a favor de la ecología. En general, se consideraban algo que no estaba dentro del menú habitual política. Pero de Europa estas ideas recalaron en Estados Unidos. Entonces, en las universidades americanas, en donde las reivindicaciones políticas nunca han entrado de una manera muy fundada, se sustituyeron las ideas de reflexión sobre la política por las ideas identitarias, que significan, en vez de defender los derechos de los ciudadanos, agruparlos en cajones diferentes y considerar que los derechos no responden nunca para una persona, sino, sino para un grupo, para una colectividad…y crear una especien de puzzle de colectividades en las sociedades, en vez de crear seres libres e iguales.

-Pero, una Constitución o cualquier formulación de democracia debe establecer que todos los ciudadanos son libres e iguales, pertenezcan adonde pertenezcan…

-He oído eso…y de allí se parte diciendo que da lo mismo el género o la raza.

Se es ciudadano no porque no sea blanco o negro, católico o protestante, ateo o no sé qué…sino porque se pertenece a un colectivo que es la ciudadanía dentro de un Estado de Derecho. Pero se olvida en favor de unas reivindicaciones identitarias en las cuales uno se encuentra dentro de un cierto grupo y obligadamente debe aceptar las peticiones de ese grupo. Y todo eso se defiende por unos razonamientos que, en vez de basarse en planteamientos más o menos racionales, se plantean en las fobias. Esa gente no discute con alguien, sino que simplemente, si tú les llevas la contraria, te tratan de homofóbico: una fobia contra los animales, una fobia contra los homosexuales, una fobia contra las mujeres, contra los negros o contra los judíos…o contra lo que sea. Apelas a las fobias es un poco medicalizar la discusión. Un poco lo que hacía la Unión Soviética cuando había un disidente y lo metían en un manicomio.

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