Verdaderos Ángeles en la Escuela Especial Erico Hornung

En mi calidad de miembro del Club de Leones de Collipulli, tuve una vez más la oportunidad de compartir con la comunidad educativa de la Escuela Especial Erico Hornung, un espacio donde el cariño, el respeto y la dedicación se hacen vida cada día.

En cada visita, se reafirma lo que muchos ya sabemos: la labor que allí se realiza no solo es sacrificada, sino que va mucho más allá de cualquier obligación profesional. Se trata de una entrega total, profunda y sincera de todo el personal que trabaja en este establecimiento. Es tremendamente gratificante observar cómo cada niño, niña y joven es atendido con afecto, comprensión y paciencia infinita.

Muchos podrían decir: “Claro, si total, a ellos les pagan”. Pero basta estar allí, aunque sea unos minutos, para comprender que lo que sucede en esas aulas trasciende con creces cualquier salario. No es solo un trabajo: es vocación, es compromiso y, sobre todo, es amor. Amor traducido en gestos, en contención, en acompañamiento y en una dedicación conmovedora a quienes concurren diariamente a ese recinto educativo.

Realmente es impactante ver cómo esa comunidad educativa se entrega por completo a sus estudiantes. Por eso, en estas líneas quiero expresar reconocimiento y gratitud a quienes —día a día— cumplen esa noble misión. Son verdaderos ángeles, dedicados a otros tantos ángeles que iluminan el lugar con su ternura, su inocencia y su fuerza para enfrentar cada desafío.

A ustedes, equipo de la Escuela Especial Erico Hornung: gracias por recordarnos que el servicio y el amor al prójimo siguen siendo los pilares más nobles de nuestra sociedad.

Quienes trabajan en esa escuela no solo enseñan: acompañan, protegen, contienen, impulsan y creen firmemente en las capacidades y sueños de cada estudiante. Son testigos y protagonistas del esfuerzo diario de familias que luchan por un futuro mejor para sus hijos e hijas, y lo hacen con la humanidad y la ternura que transforma vidas.

Resulta realmente impactante presenciar esa atmósfera de amor y dedicación. Por ello, quiero expresar a través de estas líneas mi más sincero reconocimiento a esa noble labor.

La Escuela Especial Erico Hornung no solo educa: abraza, acompaña y dignifica. Y eso, en los tiempos que vivimos, es un ejemplo que merece ser valorado y destacado.

 

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