Marx, Marcuse y Foucault : POR JORGE ABASOLO

Carlos Marx ya es parte de la arqueología política. Los gurúes del neo marxismo en la actualidad son Herbert Marcuse y Michel Foucault, entre otros

 

 

 

Cuando Marx abogó por la lucha de clases (1848) y pronosticó que su ideario prosperaría principalmente en los países industrializados, sus ideas gradualmente fueron perdiendo fuerzas.

La lucha de clases ya no entusiasmaba a nadie

Había que renovarse, pues en los países capitalistas hasta el más modesto de los obreros ya tenía su auto y casa propia.

 

 

HERBERT MARCUSE

Y aparecieron los herederos del barbudo Marx.

Resultaría incompleto referirse a Marcuse, el último de los declarados filósofos marxistas sin hacer referencia a su “padrino o ideólogo” Wilhem Reich, afiliado al partido comunista en 1928.

En su libro  “La función del orgasmo”, Reich sostiene que la familia es una construcción enferma –patología que él llamaba “familitis”- y que la liberación sexual sería no solo la cura sino el nuevo método revolucionario. Las leyes patriarcales relativas a la cultura, la religión y el matrimonio son esencialmente leyes contra el sexo” (¡SIC!)

Lamentablemente con la muerte de Reich su obra no termina y el gran continuador y perfeccionador de su psudociencia fue el sociólogo alemán Herbert Marcuse (nacido en 1898), otro que como buen comunista escapó del totalitarismo europeo para irse a vivir a…¡Estados Unidos!  Allí dictó clases en las Universidades “burguesas” de Columbia, Harvard, Boston y San Diego.

 

Llevando una vida más que aburguesada y como revolucionario de gabinete, Marcuse publicó su libro de inspiración freudo-marxista titulado “Eros y Civilización” (publicado en 1955) donde sostenía que la heterosexualidad no era más que una imposición de la “cultura dominante” con finalidad productiva y reproductiva.

En el mismo libro llega a afirmar que el orden dominante “sólo acepta” relaciones procreativas heterosexuales de tinte monogámicas fundadas en la conservación de la especie, y es por eso que esa arbitraria “cultura explotadora” considera como “perversa” cualquier forma de sexualidad alternativa, por lo que Marcuse celebra todas las perversiones, dado que él las considera como una expresión de liberación ante el sistema”.

 

Finalmente permítanme decir que la obra de Marcuse marcó en  mucho la vida de Simone de Beauvoir, otra mujer que cohonestó el verdadero feminismo. A su vez. Simone de Beauvoir dejó huella en Julieta Kirkwood, la chilena feminista que más ha influido en las Camila Vallejos, Carol Kariola, Maite Orsini y Carmen Hertz.

 

 

EL OTRO APOSTOL DEL NEOMARXISMO

 

 

Entonces aparece el intelectual Michel Foucault, cuya teoría sostiene y analiza los micropoderes que circulan en el orden social, y plantea que el poder es una estrategia que se ejerce, no se posee. Como ningún sistema o modelo económico y político ponía énfasis en las condicionantes sexuales (se les trataba a todos como seres humanos) Foucault apunta hacia ellos para atraer más adeptos a su derivado neo marxista, sosteniendo que ellos debían ser más que reconocidos y simplemente incluidos.

Luego,  el nombre de contra-sexualidad proviene indirectamente de Foucault, para quien la forma más eficaz de resistencia a la producción disciplinaria de la sexualidad en nuestras sociedades liberales no es la lucha contra la prohibición como la propuesta por los movimientos de liberación sexual anti-represivos de los años 70), sino la contra-productividad, es decir, la producción de formas de placer-saber alternativas a la sexualidad moderna”.

Esto contrastaba con el trato ejercido hacia el mundo homosexual en países como Cuba o en la China de Mao, pero Foucault sabía que esta estratagema podía dar frutos a la causa.

No obstante, siete años más tarde,  (1982), cuando la salud de Foucault era diezmada por el SIDA, fue el mismo quien sostuvo exactamente lo contrario de lo que había predicado, dejando descolocados a sus seguidores: “Lo que llamamos moral sexual cristiana es un mito y no es invento de ellos. Basta consultar ciertos documentos: esa famosa moral que localiza las relaciones sexuales en el matrimonio, que condena el adulterio y cualquier conducta no procreadora y no matrimonial, se construyó mucho antes del cristianismo”.

Si le damos el beneficio de la duda, resulta lamentable que Foucault no haya propuesto alternativa a lo que con tanto ahínco atacó durante años.

 

 

 

 

 

Revisa otras publicaciones

últimas publicaciones