Jorge Abasolo: “Escribo para conocerme mejor”

Geografía de Chile El periodista, escritor y Miembro de la Sociedad de Historia y señala que el acto de escribir permite sacar los fantasmas que todos llevamos dentro. Admirador de Carl G.Jung señala que todo está en el inconsciente

 

POR ANDRE JOUFFE

Escritor, diplomático y Miembro de la

Legión de Honor de Francia

 

 

Jorge Abasolo Aravena es de esos periodistas a la antigua, ya que es propietario de una curiosidad sin límites. Aborrece de la mediocridad y señala que el periodismo chileno actual (salvo honrosas excepciones) se refocila entre la mediocridad y el marasmo letárgico.

 

Su talento le ha valido crear personajes y guiones humorísticos que han sido difundidos por los principales canales de televisión.

Lector acucioso, marca los libros para subrayar lo que no debe

salir de su mente.

A diferencia del 99 por ciento de los chilenos, es un excelente

conversador, abierto al diálogo y con proverbial capacidad de tolerancia.

 

Conozcámoslo un poco más…

 

-¿Por qué y para qué escribe Jorge Abasolo?

-Escribo por refugio y para sacudirme de una sociedad que me rebasa y no me interpreta.  También lo hago para conocerme mejor. Creo que el escritor es un ser permanentemente des-instalado. Esta frase le hizo mucha gracia a Gonzalo Rojas.

 

-¿Cómo te defines en pocas palabras?

-Como un eterno disidente y un inconformista. Por eso escribo.

 

-¿Existen los escritores felices?

-Serán las excepciones. Yo me asumí hace rato como melancólico…tan lejos de la felicidad como de la desdicha,

 

-¿Por qué crees que no te concedieron el Premio Municipal de Arte en Angol, si tu trayectoria es reconocida a nivel nacional?

-Por esa lacra nacional llamada envidia y porque abomino de la mediocridad rampante. Además, el de Angol es un Premio ya muy desprestigiado.

-¿Volverías a competir?

-Ante un jurado tan discreto, por no decir, rasca…por ningún motivo.

 

ETERNO ACERTIJO

-Proust decía que escribía para recordar. Otros dicen que escriben para olvidar. ¿De qué lado estás tú?

-Ahora que estoy leyendo las obras completas de Carl Gustav Jung concluyo que uno escribe por una necesidad subconsciente de comunicarse, de expresarse a sí mismo. En el subconsciente está todo…y es un misterio digno de abordarse.

 

 

Jorge Abasolo junto a su amigo

Coco Legrand

 

 

 

-¿Cuántos libros –crees tú- debe escribir un individuo para considerarse escritor?

-El tema no pasa por ahí. Juan Rulfo se hizo famoso con un par de libros.

Huidobro se demoró doce  años en escribir Altazor. Nicanor Parra tardó 17 años en escribir “Poemas y antipomas” y Paul Valery se demoró veinte años para parir su “Cementerio Marino”.

Las Obras Completas de Epicuro tienen 58 páginas.

Lo que te quiero decir es que en la escritura la calidad y la paciencia valen más que la cantidad.

 

ESTILO

-Hay quienes señalan que un estilo intachable, casi perfecto es un peligro para un escritor, porque le impide escribir de otro modo.

-Totalmente de acuerdo. Durante unos años traté de encontrar una impronta muy propia, de dar con ese sello o estilo muy personal…y me di cuenta que -a la postre- ello era un gran error.

Y es que el estilo son las limitaciones que tiene un escritor. Por ejemplo, el estilo de Borges le hubiera impedido escribir novelas o teatro. Cuando te sientes seguro en un estilo caes en una especie de estagnación creativa. Hay que explorar otras vertientes.

El propio Vargas Llosa me admitió en una entrevista que descubrió tarde la trascendencia del humor, por ejemplo.

-Borges defendió siempre la escritura deliberada (con horarios) , mientras su amigo Bioy-Casares privilegiaba la escritura espontánea. En esta antinomia, ¿dónde te sitúas tú?

-Hay que hacerse un horario. Y aunque no se te ocurra nada muy original, debes acostumbrarte a ello. El hábito ayuda en mucho a mejorar la escritura.

 

 

 

 

 

 

 

ESCRITURA E IMAGINACION 

-El escritor se refleja la realidad cruda, sin afeites…o trabaja con la imaginación?

-Se dan los dos casos.

Por ejemplo, Europa creó a América a su imagen y semejanza.

Y lo peor de todo es que a nosotros, a los sudacas, nos gusta esa imagen. No hacemos nada por cambiarla.

Fíjate que una vez el gran escritor peruano Alfredo Bryce Echenique me dijo que estando en París, los sudamericanos, especialmente los peruanos, lloraban cuando tocaban o  escuchaban la canción “El Cóndor Pasa”.

Y ocurre que esa canción la escribió un oligarca (aristócrata)  que jamás en su vida vio a un indio…pero la canción se oye en París a cada rato.

 

-La mayor parte de tu obra gira en torno a la idiosincrasia nacional. ¿Por qué?

-Es un tema que  me apetece desde cabro. Escrutar la forma de nuestro comportamiento me seduce bastante.

Entre los rasgos de nuestra incipiente idiosincrasia nacional, por cierto que destaca la impuntualidad, derivada de nuestra tendencia irrefrenable a la improvisación.

Ser impuntual en Chile ha mutado de defecto a tendencia con trazas de cualidad.  A tanto hemos extremado este defecto que cuando alguien llega puntualmente a un compromiso da la impresión de que era lo único que tenía que hacer en el día.

Unido a la impuntualidad, asoma la tendencia del chileno a concordar todo. Es el síndrome del acuerdo que en los politizados tiempos que se viven se llama consenso.

He llegado a pensar que si la Independencia de Chile la hubiésemos tenido que negociar con los españoles, todavía la estaríamos discutiendo.

Tal vez no seríamos país soberano.

Tampoco Colonia dependiente.

Estaríamos entre la categoría de factoría, enclave o “región compartida”.

 

 

 

 

 

 

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