La siguiente nota, la escribo impactado por una petición que ha salido a la luz pública, frente al ataque de que fue objeto un adulto mayor y cuyas imágenes ha mostrado la televisión chilena. Un hecho que ha conmocionado.-
Los adultos mayores, pensionados y jubilados han levantado su voz en una nota dirigida a aquellos que amenazan la seguridad y el bienestar de nuestra sociedad.
Es una súplica desesperada, una imploración por compasión en medio de la violencia que cada vez parece más despiadada en nuestro país. El reciente ataque a un adulto mayor en Curicó, a manos de un hombre venezolano en situación irregular en el país, ha sacudido nuestras conciencias y nos ha recordado la fragilidad de aquellos que alguna vez fueron los pilares de nuestra comunidad.
Esta petición no es solo un llamado a la empatía, sino también un recordatorio de la importancia y el valor de nuestros ancianos. Ellos son la historia viva de nuestro país, de nuestras ciudades; son los guardianes de nuestras tradiciones, la memoria de nuestras luchas y victorias. En muchos países asiáticos, la cultura de respeto y cuidado hacia los ancianos es palpable, y deberíamos aspirar a emularla.
Debemos ser los benefactores, protectores y cuidadores de nuestros mayores. Su sabiduría y experiencia merecen ser honradas y protegidas. Es una responsabilidad compartida, tanto a nivel individual como colectivo, garantizar que vivan sus años dorados en paz y dignidad.
El cuidado de los adultos mayores no solo es un acto de solidaridad, sino también una obligación humanitaria que debemos siempre tener presente. Es parte integral de la función del Estado garantizar su bienestar, proporcionando los recursos y servicios necesarios para su atención y protección.
En un mundo donde la violencia y la indiferencia parecen prevalecer, es crucial recordar que la verdadera fortaleza de una sociedad se mide por cómo cuida a sus miembros más vulnerables. Es hora de que tomemos acción, de que nos levantemos como una comunidad unida para defender y preservar el legado de nuestros ancianos. Su seguridad y bienestar son parte fundamental de la identidad y el futuro de nuestra nación.
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