La neurociencia explica por qué no vemos los defectos ni olvidamos a un verdadero amor
JORGE ABASOLO
1 Existe el amor a primera vista
Ver una persona y sentirse enamorado es perfectamente factible. Así lo demostró un estudio de las universidades de Ohio y Minnesota, en Estados Unidos, donde la investigaron el comportamiento de hombres y mujeres cuando se conocen. Las personas que quedaron “flechadas por el otro”, necesitaron apenas tres minutos para determinar qué tipo de relación querían tener con esa persona. Este primer flechazo es posible porque los neurotransmisores que activan el circuito del placer a través de las hormonas, como la dop que sólo mirar a una persona puede producir una sensación de bienestar y apego. Eso explica, según un estudio publicado en la revista Archivos del Comportamiento Sexual, por qué los hombres que quedan “flechados por una mujer”, pueden mirarlas por más de ocho segundos, el doble de lo que alguien se demora en determinar si una persona es atractiva La bióloga y antropóloga de la Universidad de Rutgers, Helen Fisher, escaneó los cerebros de personas con una media de matrimonio de 20 años, así como a personas más recién casadas. Todo decían sentirse enamorados de sus parejas y su cerebro lo demostró: tenían la misma actividad cerebral. La diferencia es que los que se habían enamorado recientemente, además tenían activada la zona que produce ansiedad.
2 El amor es ciego
No sólo con la pareja, también el amor a los hijos activa dos procesos cerebrales que hacen que las personas no se den cuenta de lo que está frente a sus narices, dice un estudio publicado el año 2013 en la revista Neuro Imagen.
Los investigadores observaron qué regiones del cerebro se activaban mientras los participantes veían fotos de las personas de las que estaban enamoradas. Los resultados dijeron que las áreas asociadas a la distancia social y las emociones negativas tienden a reducirse frente a quien se ama. Según explica la publicación, ante una situación de amor “se suprime la actividad neuronal asociada a la crítica social y a las emociones negativas del otro”.
Paralelamente se activan en el cerebro los centros del placer y apego. Por eso el enamorado no repara en los aspectos negativos de la otra persona y tienden a pasar por alto sus defectos, explica la neuróloga de la Clínica Alemana. María Isabel Behrens. “El cerebro omite lo que determina que es superfluo y no usará”, concluye la especialista. Para los biólogos evolucionistas, todo tiene un sentido con fuerte arraigo en la supervivencia y perpetuación de la especie: esta suerte de pasión “ciega” que comparten dos amantes, facilita ostensiblemente el apareamiento, la paternidad y la lucha contra las pasiones más individualistas y egoístas que pueden dominar a una persona.
3 Un gran amor nunca se olvida.
Aunque la relación haya terminado hace años, el cerebro sigue proyectando imágenes y reacciones físicas –sudoración dolor estomacal- al ver una foto o sentir un olor que evoque a la persona de la que se estuvo enamorado. Una investigación de la Universidad de Buffalo, en Nueva Cork, demostró que haberse enamorado y terminar una relación eran los episodios más memorables en la vida de las personas, mucho más que los éxitos profesionales y las metas personales. La explicación es que una parte del cerebro llamada amígdala –el centro de la memoria emocional- fija más intensamente las situaciones atípicas y el “placer” de estar enamorado.
Cuanto mayor sea la información que se grabó de ese afecto, más reacciones inevitables habrá. Según explica la neuróloga ya citada, María Isabel Behrens, el que sea tan inolvidable está relacionado con el placer que una persona produjo en la otra: “Cualquier recuerdo, cualquier información asociada a algo muy placentero se fija todavía más en la memoria: lo mismo pasa con lo que es muy desagradable. Cuando estamos enamorados guardamos toda la información de esa persona, la mala y la buena.
4 El amor es una locura.
Los químicos que libera el amor pueden no sólo crear temperamentos apasionados, también pueden llevar a estados depresivos y de obsesión muy similares a los de las personas enfermas, dicen los científicos. Conforme a las investigaciones de Hagop Akiskal, profesor de psiquiatría de la Universidad de San Diego, Estados Unidos, los que llama “los grandes románticos” son personas que sufren de ciclotimia, un trastorno bipolar maníaco, como la depresión, que altera períodos de intensa emoción y tristeza. De acuerdo a las investigaciones de Akiskal, esta descompensación química que provoca el amor puede hacer que la gente actúe de manera indiscriminada. En otras investigaciones Akiskal ha encontrado en personas enamoradas niveles del neurotransmisor serotonina, similares a los de los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, enfermedad psiquiátrica con que la gente tiende a repetir obsesivamente conductas y rituales irracionales. La neuróloga de la Clínica Alemana dice que la serotonina tiene un rol importante en el estado de ánimo y en la percepción del ambiente. Por eso, casi todos los antidepresivos potencian la acción de la serotonina, aumentándola, concluye.