Hoy, en el día de tu cumpleaños, quiero dedicar unas palabras para recordarte y honrar tu memoria, querido padre. Aunque el tiempo haya pasado y nuestras vidas hayan tomado distintos rumbos, nunca olvidaremos tu influencia y tu presencia en nuestras vidas.
El Divino Hacedor quiso que durante 52 años, estuvieses a nuestro lado, guiándonos y enseñándonos valiosas lecciones de vida. Fuiste el pilar de nuestra familia, el ejemplo a seguir y el sostén en los momentos difíciles. Tus enseñanzas y tus hechos de vida, al quedar huérfano de padre y madre, siendo aún un niño, se grabaron en lo más profundo de nuestro ser, y han moldeado nuestra forma de ser y de enfrentar los desafíos que la vida nos presenta.
Cada uno de nosotros, tus hijos, guarda en su corazón recuerdos invaluables de los momentos compartidos contigo. Desde tus cuentos junto al gran brasero, el mate con agua tibia y el “pavo de harina con grasa por las mañanas”, cada instante fue un algo que atesoramos con cariño. Tus valores, tu sabiduría y tu amor nos acompañan siempre, recordándonos el privilegio que fue tener a un padre como tú.
Aunque hoy no podamos abrazarte físicamente, quiero enviarte un abrazo apretado desde lo más profundo de mi corazón. Sé que donde quiera que estés, estás presente en espíritu y nos cuidas desde el cielo. Tu legado, pese al paso de los años, perdura en cada uno de nosotros, y llevaremos tus enseñanzas con orgullo y gratitud a lo largo de nuestras vidas.
En este día especial, celebramos tu vida y todo lo que significaste para nosotros. Tu memoria vive en nuestras historias, en nuestras risas y en nuestras lágrimas. Te recordamos con amor y gratitud infinitos, y siempre te llevaremos en nuestro corazón.
Feliz cumpleaños, querido padre.
(Mario Grandón Castro)
(La fotografía corresponde a mi padre cuando recién había ingresado al Servicio de Prisiones, hoy Gendarmería de Chile; 1940 aproximadamente.)-