COLLIPULLI.- El Viaducto del Malleco es el fruto de la política descentralizadora y expansiva de los gobiernos de Domingo Santa María y de José Manuel Balmaceda.
Con la creación de las provincias de Malleco y Cautín, era imperioso para el gobierno de Chile conectar estas provincias con el resto del país.
Este viaducto, es una consecuencia del desarrollo industrial y en particular del que tuvo el ferrocarril en el país.
Cuando este proyecto se logró hacer realidad, el territorio mapuche tuvo un cambio trascendental ya que con él, llegó el progreso, el cambio cultural, económico y social.
En 1880 el ferrocarril estaba construido desde Santiago al Sur hasta la ciudad de Angol. Ya desde la década de 1870 habían surgido distintas opiniones señalando la conveniencia e importancia de continuar la construcción de ferrocarriles hacia el sur.
Sin embargo la línea férrea que debía llegar a Collipulli estaba obligada a enfrentar la inmensa quebrada del Malleco, de 800 metros de largo y con una profundidad de más de 100 metros; todo hacía pensar que ese paso era imposible de franquear. Pero no estaba todo dicho, ya que en 1882 fue encargado al ingeniero suizo Gustavo Adolfo Flühman un estudio de un ferrocarril que partiría desde el Río Renaico hasta Collipulli. Con total profesionalismo Flühman se avocó al estudio respectivo, concluyendo con dos alternativas, las que denominó en su informe como “Trazado Rojo” y “Trazado Azul”.
El trazado azul era a juicio de Flühman, el más aconsejable para llevar a cabo, ya que señalaba en su informe, que en el trazado rojo los trenes deberían subir por una pendiente muy pronunciada y al transportar madera y productos agrícolas no lo podrían realizar, porque Chile no contaba con el tipo de trenes necesarios para aquella tarea, en cambio en el trazado azul los trenes no debían subir una pendiente tan abrupta.
26 de octubre de 1890 se inaugura oficialmente el Viaducto del Malleco
Por encargo del Presidente de la República, Domingo Santa María, se le encomendó al Ministro del Interior don José Manuel Balmaceda, que viajara a la Araucanía y trabajara en terreno con la comisión de expertos para decidir el trazado más ventajoso. El emisario presidencial que posteriormente sería también Presidente de la República pudo constatar en terreno lo favorable de un viaducto en altura.
Ya decidida la construcción del viaducto se llamó a licitación pública y la obra fue adjudicada a la firma francesa Schneider et Cie Creusot, firmándose el contrato en diciembre de 1886.
La ingeniería y materialización del proyecto quedó en manos del ingeniero chileno Víctor Aurelio Lastarria Villarreal, quien volcó todo su talento y dedicación al estudio y ejecución de la obra.
Para la construcción del Viaducto del Malleco se establecieron dos frentes de trabajo: la infraestructura y la superestructura. El primero agrupa a aquellos elementos destinados a soportar la superestructura como los cimientos y pilares, estas debían ser realizadas en hormigón armado y estructura metálica. La superestructura por otra parte debía ser fabricada en los talleres de Schneider et Cie Creusot en Francia.
Alberto Blest Gana, famoso escritor nacional, fue enviado por el gobierno chileno como representante en las plantas siderúrgicas de Le Creusot en Francia, quien debería informar periódicamente los avances en la construcción de la superestructura.