Una obra encandilante que desnuda el Chile que se pretende minimizar

El Indulto (Ediciones Trayecto) es un libro que revela  las artimañas y tentáculos del mundo del narcotráfico y sus contactos con el poder encargado de combatirla

 

 

POR JORGE ABASOLO

 

Frecuentemente se ha creído que existe algo llamado destino, aunque siempre se ha considerado también que hay otro factor que se llama libre albedrío. Lo que  califica al hombre es el equilibrio de esa contradicción.

En la actualidad equilibrar esa contradicción se torna cada vez más esquiva.

En una sociedad dislocada y donde la escala valórica ha sido trastrocada, ¿se pudo suponer que el narcotráfico llegaría a los niveles alarmantes que presenta el Chile de hoy?

 

Los narcotraficantes suelen contar con una recua de incondicionales de baja estofa, de actitudes sumisas y hasta mendicantes. Son los súbditos, que no admiten otra manera de ganar dinero fácil. La jerarquía tiene una fisonomía muy distinta. Son narcisistas casi por naturaleza, exudan soberbia y suelen ser arrogantes en grado supremo, además de tener rasgos psicópatas. A diferencia de lo que se podría pensar, estas últimas características las desarrollan cuando son considerados como “los más buscados” por las autoridades. Ello, resulta como un reconocimiento a su “labor”.

Pero también están aquellos profesionales que han logrado vivir con cierta holgura y hasta gozan de cierto prestigio social. ¿Qué puede unir a  estos últimos con aquellos individuos de vidas precarias y sin ninguna esperanza de optar a un mejor estilo de vida?  Una sola palabra lo explica todo: la ambición.

 

Personajes que buscan el dinero rápido, individuos que procuran entrar a ese submundo, vidas sin destinos concretos y escenarios sórdidos dan vida a la novela “El Indulto”, de Claudio Martínez (Ediciones Trayecto, 250 páginas)

 

Buceando las páginas del libro, uno no puede dejar de preguntarse, ¿cómo un hombre de las características de Antonio Bravo, ingeniero, casado con Josefina, de familia consumada y de buen pasar pudo involucrarse en un negocio de esta envergadura? Ser propietario de una conservadora de mariscos no lo exime de responsabilidad alguna.

 

El tráfago de este oficio tan lucrativo no reconoce preceptos del más mínimo decoro. Las trapacerías abundan y los afectos pueden mutar a cada instante, conforme a las circunstancias. Aún el respeto por la vida tiene fecha de vencimiento.

La novela de Claudio Martínez Cerda gira en torno a los más de 500 kilos de droga que ingresaron a Chile y fueron encontrados por el OS 7 en la ciudad de Arica.

Antonio Bravo, dejándose llevar por la sugerencia de un ex compañero de Universidad decide ser partícipe del negocio más peligroso que puede existir en la tierra: el narcotráfico. Cuando duda de su opción, ya es tarde e inconscientemente barrunta que está emprendiendo un viaje sin retorno. Pero ya está dicho y confirmado por la existencia: la ambición suele derrotar a la duda.

 

Antonio Bravo termina en la cárcel, y allí comienza a familiarizarse con la diversa fauna humana, donde campean la lealtad y deslealtad de los delincuentes, la felonía y la amistad transitoria, es decir todo aquello que podemos caratular como cenestesia social.

En ese entorno, el ingeniero Bravo no deja de cavilar y poner la reversa en su existencia, donde tomó la decisión más nefasta y de la que se arrepentiría de por vida.  No obstante, su actitud de plegaria parece tener recompensa.

Una vez encarcelado, circunstancias adventicias lo llevan a una suerte de respiro que le puede sacar de ese cautiverio. Desde ese instante se desencadena una serie de hitos ligados a la burocracia y al ejercicio del poder para lograr el ansiado beneficio del indulto. Para ello logra penetrar en las más altas esferas del Poder en  Chile, incluyendo la mismísima Presidencia de la República.

En sinopsis, se trata de una novela atrayente, escrita con prosa trepidante y que no da respiro al lector. Un libro que desnuda la realidad oscura de un país renuente a mirarse al espejo. En pocas palabras, se trata de un libro digno de ser releído y comentado con nuestro entorno.

 

 

PARRAFO ESCOGIDO

-“La cárcel de Arica correspondía a una antigua escuela que había sido transformada con buena voluntad e imaginación. La mayoría estaba allí bajo la denominación de narcotraficantes; y convivían chilenos nortinos con altiplánicos, colombianos, bolivianos, peruanos, hombres del centro y sur de Chile. (…) También debajo de este mosaico de carpas de distintos colores, y haciendo caso omiso al hacinamiento, se encontraban los ‘camaros’, improvisadas carpas de no más de setenta y cinco centímetros de alto, en donde los presos obtenían un mínimo de privacidad para tener sexo con sus parejas, muchas veces ocasionales…”

 

(De “El Indulto”, de Claudio Martínez  Cerda (Ediciones Trayecto, 250 páginas)

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