El ensayo del talentoso músico Danilo Pérez hunde la llaga en el lado B de nuestra sociedad, aquella que se omite y hasta esconde por lo escabroso. De paso nos incita a pensar en la sutil frontera entre normalidad vs/anormalidad
POR JORGE ABASOLO
(Periodista, miembro de la Soc.de Historia de Chile)
En cierta oportunidad, conversando con un distinguido psiquiatra chileno ya fallecido, éste me dijo:
-“Jorge, el manicomio, es una muestra de los que están afuera”.
Aunque de ello han pasado sus buenos años jamás he olvidado tan certera aseveración.
Se suele llamar normales a los que habitamos en una sociedad cuajada de convencionalismos, de consumismo desenfrenado y de comportamientos ficticios. ¿No será eso una mascarada?
El libro “Hospital Psiquiátrico, el recostar de las hojas” (273 páginas) narra la cruda realidad de un niño de tres años de edad, cuya llegada a un humilde Hogar de Huérfanos del sur de Chile cambia radicalmente su vida. Nadie lo llevó hasta allí y menos aún, lo inscribieron. Lo dejaron en las afueras del lugar, sin papeles, descalzo y con una vestimenta astrosa, casi maloliente. Entre sus manos pendía un pequeño reloj de juguete. Lo apodaron Anselmo, pues el día que fue abandonado, el santoral conmemoraba a ese santo.
Anselmo, como muchos jóvenes creció en medio de una atmósfera hostil e impersonal. Sus ataques de rabia los pudo contener por un tiempo. Sin embargo, cumplidos los seis años de edad, y ante los primeros balbuceos de conciencia, cometió su primer desaguisado. Mientras niños y niñas se encontraban en las duchas, desde la cocina tomó un cuchillo y cortó una de las mangueras del gas que daba suministro al calefont. Afortunadamente, la situación no pasó más allá de un susto en grado superlativo, pues empleados del lugar intervinieron a tiempo.
Danilo Pérez, consagrado músico, ahora da señales de
convertirse en un escritor con trazas de sociólogo
De allí en adelante los accesos de violencia de Anselmo no cesaron.
Luego de permanecer por espacio de siete años en ese lugar, el muchacho es trasladado a una residencia privada en otra ciudad.
Su desadaptación lo convirtió en un joven violento.
No había alternativa para este joven. Su hábitat natural comenzó a ser la calle.
Nacido al amparo de la orfandad, de adolescente se convirtió en un esquizoide. Es decir, el prototipo del muchacho que padece de “cojera afectiva”.
Muy pronto, Anselmo persiste buscando en bares y calles anónimas una expiación que no existe; y miradas que le hagan creer en la quimera de que la vida no consiste en lo que es.
Sin duda, el protagonista arrastra consigo los coletazos de un hogar que de tal solo tenía el nombre.
La lectura de “Hospital Psiquiátrico…” nos induce a pensar, ¿cuántos Anselmos pululan en las calles del país, pidiendo de forma silente ser asistidos para escindirse de una vida sumida en el desgarro y la violencia?
Un gran libro. Escrito de modo ameno y que desnuda a muchos “normales” que transitan por la existencia destilando una frialdad que pasma y esa sensación de lejanía angustiante.
A los interesados en adquirir el libro pueden escribir a
daniloperezromero@gmail.com