Este brillante intelectual chileno plantea que si todos fuésemos iguales no existirían los roles que cada uno cumple, y que dependen fundamentalmente del propio esfuerzo
ENTREVISTA DE JORGE ABASOLO
Paul Sfeir nació en Viña del Mar.
A los 6 años de edad se traslada con su familia a Venezuela, donde continúa sus estudios básicos, medios y universitarios.
Sfeir estudió ingeniería y un diplomado en comunicación social en Venezuela. En ese país también hizo televisión, radio, música y publicidad. Hacia el año 1998 se radica en Miami (Florida) donde funda la primera estación de radio en español con transmisión en tiempo real por Internet.
En el año 2012 recibe la Medalla al Mérito y la bandera del Congreso de los Estados Unidos. Durante el año 2019 es condecorado también por el Congreso de Chile
En la actualidad, Sfeir continúa haciendo radio y televisión en los Estados Unidos.
Vino a Chile para jugarse por la opción al Rechazo a la Constitución plebiscitada el 4 de septiembre.
Sus juicios suelen ser lapidarios…aunque debidamente fundamentados. Verbi gracia:
-“Mejor salud, seguridad, educación ‘el chancho mejor pelado’, más derechos, un Estado aliado de los ciudadanos, que los políticos cumplan…¡todos! Esas siguen siendo las prioridades de los chilenos, de derecha, de centro o de izquierda. Cada uno a su manera, pero esto es transversal. Pero el gobierno anterior y quienes integran el actual –pésimos ambos- nos chantaron una Convención integrada por una horda de farsantes, violentos y muy mal preparados. Pocos son los convencionales idóneos para la tarea asignada, lamentablemente”.
IGUALDAD
Está en boga el tema de la desigualdad. Y algo similar ocurre con la libertad. No todos disfrutan, aprovechan y ejercen la libertad de la misma manera. Eso es un hecho y sería una utopía pensarlo. Lo importante es que todos puedan en determinado momento asumirla.
Es en este punto donde se cruzan la libertad con la igualdad.
La utopía neomarxista consiste en la extinción del Estado, aunque –paradojalmente- hemos visto que los neomarxistas han creado los Estados más elefantiásicos que se pueden imaginar.
¿Acaso no lo estamos viendo ahora, donde la cantidad de funcionarios públicos ha crecido de manera sideral en sólo pocos meses?
Aristóteles lo expresó hace miles de años: el hombre trabaja mejor en lo propio, sentenció el filósofo griego.
Aún así, la idea de propiedad está tan dañada por los estereotipos y los slogans que parece inseparable de la idea de explotación, lo que es –a todas luces- una necedad.
De esto y mucho más conversamos con Paul Sfeir.
-Entre los derechos individuales garantizados en una Constitución moderna, ¿se debe incluir el derecho a la propiedad privada?
-Sí. Y más que por el hecho de que sea moderna, la Constitución de un país libre tiene que consagrar, garantizar y proteger la propiedad privada.
-¿Cree usted que la propiedad sería la fuente de la desigualdad?
-La igualdad o la desigualdad, es un concepto introducido por el populismo a la fuerza, pero de manera incompleta.
Cuando hablamos de igualdad debemos hacer énfasis en que nos referimos a la igualdad ante la Ley.
Los cinco dedos de una mano son todos diferentes. Lo mismo ocurre con las personas. Imposible que seamos iguales. Yo, ni aunque haga todos los esfuerzos posibles, ni que mi imaginación vuele y se invente cualquier historia, jamás voy a sentir dolores de parto, por ejemplo. Eso ya me hace diferente a la otra mitad de la humanidad. Claro, no soy mujer; soy hombre.
La propiedad de bienes o dinero no nos hace desiguales de por sí. Reduce o aumenta el acceso a bienes y servicios, pero no es la base de la desigualdad humana.
Cada uno tiene una vida y un entorno que lo hace ser como es y de manera única. La educación moldea más al pensamiento que la tenencia de algo. La educación y los valores influyen más en la toma de decisiones trascendentes que la propiedad.
Luchamos por tener una casa, un auto, mejor educación para tener más acceso a mejores posiciones de trabajo y por consiguiente aumentar nuestros ingresos, pero pienso que no para ser iguales o diferentes. La palabra apropiada creo que es mejorar.
Si fuéramos todos iguales no existirían los diferentes roles que cada uno cumple, y que dependen del propio esfuerzo, gusto, acceso, dedicación, decisiones y un largo etcétera.
INEXISTENCIA DE LA PROPIEDAD PRIVADA
-James Sadowsky señala que la propiedad privada es una exigencia de la naturaleza humana. Si es consustancial a la naturaleza humana, ¿qué pasa con aquellos que no tienen propiedad privada?
–La desean y seguramente hacen todos los intentos y esfuerzos posibles para obtenerla. Aunque no todos lo logran.
Quienes no puedan lograrlo por esfuerzo propio, tendrían que poder contar con programas de un Estado (reducido, por cierto) y que los ayude a obtenerla.
– ¿Cree usted que deben existir algunas limitaciones al derecho de propiedad en función del bien común?
-El Estado tiene recursos para adquirir bienes. Creo que deben existir sistemas más eficientes de contraloría sobre la pulcritud de la adquisición de la propiedad, sea estatal o privada.
Creo que lo mejor que nos podría ocurrir es convertir a Chile en un país de dueños. Es la única manera de que el sentido de la propiedad privada y la protección de esta sea comprendido a cabalidad.
Que el Estado compre y pague tal como lo hacen los ciudadanos, es lo óptimo y justo. Y que también venda y de deslastre de lo que no le es realmente de utilidad, no puede administrar o le es improductivo.
Paul Sfeir: “A este gobierno le importa poco el empresariado, porque es estatista”
LA ECONOMIA
Winston Churchil señalaba que podía comprenderlo todo, pero que la economía superaba su entendimiento. Conviene aclarar que decía esto con algo de malicia, pues lo que pretendía era desembarazarse de Montaigu Norman, que por entonces dirigía el Banco de Inglaterra.
Sirva esto de introducción para enfatizar la importancia de la economía.
Lo hablamos también con Paul Sfeir.
-¿Cree usted que una doctrina económica debe ser moralmente neutral? ¿Por qué?
-No creo que exista la neutralidad moral. Tampoco en la economía, con todo lo pragmática que puede ser. Hay solo dos maneras de obtener bienes o capitales; con las buenas prácticas o con las malas.
Es por eso que creo que estamos en la necesidad cierta de una contraloría seria que esté vigilante del origen de los haberes, sobre todo en tiempos cuando el narcotráfico tiene invadido el mercado con lavanderías que producen inmensos capitales, pero con un debilitamiento serio de los aparatos de justicia de nuestros países y con muchos muertos de por medio.
-¿Cree usted que el gobierno ha desestimado el rol de los empresarios y emprendedores para impulsar el crecimiento?
-Gobiernos anteriores han intentado reducir la burocracia. Pero tenemos un país lleno de filas, taquillas, papeles, estampillas, timbres, trámites contradictorios, discrecionales y tiempos de espera.
El gobierno de turno no cree en la productividad sino en el gasto de lo que otros produjeron. A este gobierno le importa poco el empresariado porque es estatista. Cree en pechar a los ciudadanos con mas impuestos dado que sabe que la desconfianza país está demoliendo la inversión y por ende la productividad, pero va a intentar sostener el gasto. De alguna parte va a tener que salir ese dinero, y será de los bolsillos de los ciudadanos. La inversión extranjera está completamente detenida.
El gobierno actual no hará ningún intento de reducir la burocracia y de hecho, esta aumentando el número de contratados; vamos en camino a un Estado macrocefálico, por lo que va a requerir mas impuestos y eso va en detrimento directo de empresarios, emprendedores y capitales.
AMERICA LATINA
–¿Por qué América latina sigue siendo tierra fértil para el populismo?
-El fenómeno es extraño. La inmensa mayoría de los ciudadanos en América Latina somos profundamente demócratas. Pero también desapegados de la participación masiva de la que depende una democracia sana.
Los altos índices de abstención en elecciones en diferentes países sin voto obligatorio son la herramienta más anhelada por los populistas.
La frustración por las ofertas politiqueras jamás cumplidas hace creer que no votar para darles la espalda a los políticos y castigarlos, es lo mejor que podemos hacer. Es al revés. La no participación de las sociedades en las elecciones lo que hace es que muy pocos decidan y lleven a puestos de poder a elementos con muy baja o nula representatividad.
Cuando más personas participan votando, menos nos equivocamos.
El populismo se aprovecha de la frustración de las personas, que a su vez han sido víctimas del egoísmo político que por lo general produce altos niveles de corrupción.
Ese mismo egoísmo político genera tremendas crisis al no promover la aparición de nuevos liderazgos (postergación de generaciones enteras de lideres) y por ende, crisis de los partidos políticos, que solo cuando están sanos, son piezas claves para sostener la democracia y evitar el populismo. De otra manera son los que la asfixian.
-Parece ser que somos una región con mas fuerzas centrífugas que centrípetas. Esto explicaría el hecho de que dejamos pasar todas las chances posibles de integración, como el comercio o la energía.
-Porque prima la política mas que el bien común.
En América Latina vivimos saboteándonos para que el otro no gane jamás. Para que el otro no tenga ningún éxito jamás. Así no pierdo el puesto.
La búsqueda de la hegemonía y la perpetuidad que les garantice la impunidad es la real búsqueda de los políticos en nuestro subcontinente. Es una real cocina política de la que los ciudadanos casi nunca llegan a servirse.
Además, las desigualdades socio económicas son tan abismales entre los países en nuestra región, que será muy difícil establecer un club de naciones integrado y justo. El valor de nuestras monedas es absolutamente dispar. La idea de una moneda común latinoamericana con verdadero significado es impensable por el momento.
Nuestra región produce materia prima y no está verdaderamente industrializada. Esto hace muy difícil y pequeño el comercio interno de la región. Estamos todos obligados a venderle a países industrializados para después volvérselos a comprar en forma de producto final. Entonces ¿Qué tanto podemos negociar entre nosotros mismos? Produzco cobre, pero no cañerías. Produzco litio, pero no baterías… Y toda América Latina (salvo Brasil en alguna escala), sufre la misma situación.
-Andrés Oppenheimer, estudioso de los temas de esta parte del continente me dijo una vez que los chinos, irlandeses, polacos, checos y chilenos (¡nos incluyó!) miran a su alrededor, en lugar de mirar hacia adentro. En lugar de compararse con cómo estaban ellos mismos hace cinco o diez años, se comparar con el resto del mundo.
¿Cuánto de cierto hay en ello?
-Sí. En nuestro caso siempre estamos mirando parecernos a Suecia, Noruega o Finlandia. Y eso no está mal. Pero no vamos más allá en esa apetencia.
Nosotros no somos autocríticos. Somos autodestructivos.
Esos tres países, desarrollados por cierto, tienen varias características que nosotros no hemos logrado conquistar:
– Los ciudadanos participan en su elecciones en más de un 80% siempre.
– Tienen altos niveles de seguridad jurídica.
– Los impuestos están absolutamente utilizados en la sociedad civil y es notorio en la calidad de los servicios públicos para los ciudadanos.
– Los ciudadanos tiene altos niveles de cumplimiento y respeto hacia el Estado.
Nosotros nos parecemos más a nuestro entorno real, o sea Argentina, Bolivia o Perú, y mas a hora con el tipo de gobierno que tenemos en casa y en el vecindario.