Es médico veterinario; MBA, Diplomado en Liderazgo, académico asociado de la Universidad de las Américas, ensayista y escritor. No obstante, su pasión por la filosofía política, parece que ya lo abrazó de por vida.
POR JORGE ABASOLO
Sus inicios en las ideas filosóficas de la política, no hicieron más que enfatizar el camino trazado.
Su paso por la universidad y luego por la vida laboral, le permitieron constatar que cada decisión tomada políticamente podría afectar su vida y los deseos que uno alberga al interior de su existencia.
En su condición de médico veterinario, su curiosidad inconmensurable fue siempre más allá de lo tocante a su profesión. De este modo, comprendiendo que nadie está fuera de las decisiones políticas que se toman en los diversos puntos del país, resuelve volcar sus inquietudes en un libro, “La Belleza de Emprender”. Y luego vino un segundo, “Las Paradojas de los Colectivistas”, bajo el auspicio de Editorial “Entre Zorros y Erizos”.
Por ello, esta materia le subyuga. Me refiero a la política como ciencia que estudia en que se va distribuyendo y ejerciendo el poder, cómo se gestionan nuestros derechos, recursos e impuestos. A juicio de Astroza, “es de vital importancia que tenga todo nuestro interés, sea el quehacer que sea de cada uno”.
Es su libro “La Paradoja de los Colectivistas”, intenta conminar al lector, a evaluar la ética desde distintas disciplinas. Y aquí podemos incluir la economía, la psicología y la etología. Las ideas marxistas y socialistas marxistas, en su ideario de ver al ser humano más que un individuo per se. Si lo pensamos un poco, es justamente el ser humano quien forma sociedades. En consecuencia, no se le puede condicionar como simple engranaje de un colectivo que supedita al individuo, desdibujándolo en su naturaleza. En sinopsis, lo encorseta en un estrecho sendero que –de manera unilateral- lo lleva al mismo agujero del que prometió sacarlo.
Se infiere del libro de Astroza que en el mundo hay dos claras tendencias. Está, desde luego, la tendencia a la entropía, al movimiento físico. Todas las restantes civilizaciones aparecen de acuerdo a su pérdida de entropía, pero la civilización oriental es la única excepción. Es un crecimiento de la organización. En consecuencia, el colectivismo es una caída. En el colectivismo la gente vive de la forma que puede, pero la civilización occidental es de ascenso.
En paralelo, Oscar Astroza forma parte de una colectividad política en formación, denominada “Libres”.
-Es muy conocido el libro “La Democracia en América”, del pensador francés Alexis de Tocqueville. Pienso que es un libro premonitorio.
Escrito en 1835 advirtió que la pasión por la igualdad sería capaz de llevar al desprecio por la libertad. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
-Por un lado, la libertad o el ejercicio de ejercer nuestra libertad conlleva también la responsabilidad, y los seres humanos mantenemos esa ilusión que vivimos en la infancia, de no tener que cargar con ella, mantener esa ilusión de una presunta libertad sin responsabilidad, se nos vuelve nostálgica, aunque sin duda una libertad sin responsabilidad es libertinaje, un abuso de la misma libertad y a la de otros. Y, por otro lado, la vida misma para mantenerla o mantener la vida de quienes amamos, requiere responsabilidad, responsabilidad, por ello, el constante soborno de ofrecernos seguridad a cambio de una porción de nuestra libertad, se vuelve tan atractivo, atractiva hasta que nos damos cuenta que esa misma vida, sin libertad es aún peor, que llevarla con responsabilidad, porque sin libertad solo nos volvemos esclavos.
MODERNISMO vs/ POSMODERNISMO
-El iconoclasta filósofo francés Jacques Derrida acuñó el concepto de deconstruccionismo. A mi juicio, ello explicaríam –por ejemplo- que la idea de propiedad privada esté tan dañada por los estereotipos y los slogans que parece ser inseparable de la idea de “explotación”, lo que es un disparate. Pero este tipo de conceptos muchos lo tragan como buen bocado.
–Jacques Derrida fue un posmodernista, esa idea de plasmar la realidad desde el subjetivismo y la ruptura de lo establecido, que desde la expresión humana puede tener mucho sentido, ya todos en cierto grado conformamos nuestra realidad desde alguna dosis de subjetividad, y nos rebelamos a ciertas estructuras sociales, y eso en cierto grado no es malo, es algo propio de nuestra especie, que nos ha permitido adaptarnos y generar nuevas posibilidades, sean en lo artísticas, científicas o culturales. Lo peligroso es cuando esas ideas de destrucción según los parámetros subjetivos propios, se imponen a la misma naturaleza humana, porque las leyes humanas y las creencias humanas pueden escribirse y reescribirse, son invenciones en papel sujetas a ser borradas y reescritas, no así la misma naturaleza, la cual se sustenta por leyes físicas inmutables, que dan origen a los fenómenos químicos que de origen y sustento a la vida, de la cual nosotros somos parte, y por ello, al igual que la naturaleza sujetos a las mismas leyes inmutables, y con ello no me refiero a que no somos objeto de cambio, que en la naturaleza se denomina evolución, el proceso natural de adaptarnos a los ambientes en cambio, sino me refiero a algo más previo aun, a las mismas leyes que lo rigen todo, y de ahí, en mi opinión, la idea de llevar el descontructivismo, más allá de lo cultural o pensar que el ser humano, sino dirigirlo a su conducta, es un error, somos en gran parte el reflejo de nuestros genes, el resultado de procesos dados en generaciones y generaciones, pensar que eso se puede deconstruir y reconstruir, es una ilusión vana, concedida desde la ignorancia misma de no saber o reconocer lo que realmente somos.
-Los debates modernos hacían referencia a la verdad y a la realidad, a la razón y a la experiencia, a la libertad y a la igualdad, a la justicia y a la paz, la belleza y al progreso. Sin embargo, en el andamiaje posmoderno esos conceptos se emplean entre comillas. Muy extraño y sospechoso.
Por eso muchos hablan de que la “verdad” es un mito. La “razón” es una construcción eurocéntrica del hombre blanco, la “igualdad” es una máscara de la opresión, mientras que la “paz” y el “progreso” van acompañados con cínicos y exasperantes recordatorios de poder o con explícitos ataques ad hominem.
¿Qué explicación tendría ello?
-Bueno, me gusta separar las explicaciones a la realidad de unos y la evidencia que nos entrega la misma realidad, como diría Alexis de Tocqueville, estamos repletos de alucinaciones eruditas de nuestros historiadores explicando un presente que aún no se ve claramente. Las personas por instinto buscamos la verdad, buscamos lo justo, simplemente porque de ellas depende nuestra vida, podemos ser engañados, pero eso no significa que no estemos en una búsqueda continua de la verdad o la justicia, como también somos amante de la belleza, y consecuencia del progreso, la sociedad misma y la civilización son fruto de nuestro deseo de progresar, de hacer más fácil la vida, las llevadera y feliz, y sin duda lo hemos logrado, y eso no lo digo yo, lo dicen los datos, y la evidencia medible y demostrable, y aunque algunos lo nieguen también las personas, no es en vano que millones de Cubanos, Venezolanos en nuestros tiempos migraran a países que mostraban un desarrollo, un progreso, una estética, un valor de justicia y verdad mas consolidado que el experimentado en sus países, no es en vano que Chile se revelo a un cambio sustancia de su misma realidad, aun con todos los reparos que podrían tener, al rechazar la primera propuesta constitucional.
Podemos ser engañados, pero tarde o temprano la verdad siempre se desvela.
-En entrevista efectuada hace poco, el gran filósofo e intelectual Miklos Lukacs me dijo que el gran peligro actual en el mundo actual es el globalismo. ¿Compartes la idea? ¿Por qué?
-Creo que el gran avance del capitalismo, el expresión económica del liberalismo, es la globalización, esa idea de un mundo conectado donde todos podemos relacionarnos con todo, donde el mundo se nos abre a nuevas experiencias, ideas y oportunidades, esa es mi idea de globalismo, la cual defiendo y valoro en el mundo actual, la otra idea de globalismo, es una idea de control, una orden de sumisión a un poder central, que lo controle todo, bajo un concepto subjetivo y moral de; cómo debiera ser una sociedad, y a ese globalismos me opongo, principalmente porque se basa en esa idea del poder supremo controlador y por ende, administrador de las vidas de todos, y si, también lo considero un riesgo, como lo fueron todos los otros intentos de dominancia global, que buscaban imponerse a otros, desde la subjetividad de una idea moral, en la cual si no eras participe o crédulo, eras condenado y expurgado de la sociedad.