Carlos Alberto Montaner: “Mi padre fue muy amigo de Fidel Castro”

Ha dejado de existir el brillante pensador cubano, luchador de la libertad y valiente en grado superlativo. Tuve el honor de entrevistarlo y charlar horas con este intelectual, cuyo legado quedó plasmado en sus libros, cuál de todos más interesantes.

 

POR JORGE ABASOLO

 

Luego de padecer una larga enfermedad, el pasado 30 de junio de 2023 dejó de existir Carlos Alberto Montaner.

Fue una de las mentes lúcidas de Cuba que –como muchos- estudió y vivió en el exilio.

Carlos Alberto Montaner nació en La Habana, el año 1943. Fue escritor y periodista y el área económica ocupó sus preferencias. Fue también profesor universitario y conferencista en diversas instituciones de América Latina. En cuanto a los medios informativos, la CNN solía consultarle acerca del futuro y actualidad de la situación en Cuba y Latinoamérica.

Fue autor de unos quince libros, muchos de los cuales llegaron a Chile y agotaron sus stocks.

Se calcula que seis millones de lectores accedían semanalmente para leer sus columnas en español, portugués o inglés.

 

Entre sus títulos de ensayos más leídos se cuentan “Doscientos años de gringos”, “La Agonía de América”, “Libertad, la clave de la prosperidad”, “No perdamos también el siglo XXI” y “Viaje al corazón de Cuba”.  Además fue co-autor del “Manual del perfecto idiota latinoamericano” y de “Fabricantes de miseria”.

Frecuentemente invitado a foros internacionales, lo pude capturar un par de horas en un céntrico hotel de Santiago para que nos hablara del acontecer cubano.

¿Quién mejor que él para hacerlo con entera propiedad?

Pongo la retrospectiva en el tiempo para anclar en el verano del año 2005, cuando conversé largamente con este intelectual cubano.

 

-¿En qué momento usted se desencanta de la Revolución cubana liderada por Fidel Castro?

-Como muchos jóvenes, es cierto que yo simpaticé con la Revolución de Fidel. Al momento en que triunfa la Revolución yo era un joven estudiante de quince años, pero mi familia era una familia muy cercana a Castro.

Mi padre era muy amigo de Fidel. Incluso mi padre lo había escondido en diversas oportunidades cuando –en pleno gobierno de Batista- cuando Fidel era un activista político en la Universidad.   Más tarde, cuando Fidel sale de la cárcel –luego del ataque al cuartel Moncada- se queda con mi padre en el Hotel Central de La Habana Vieja.

Repito: yo era un muchacho que simpatizaba con la Revolución, pero en la medida en que nos dimos cuenta que la Revolución da un giro hacia el comunismo, se produce una primera decepción.  Y esa decepción es en el mismo año 1959, cuando Huber Matos –uno de los comandantes más prestigiosos de la Revolución- se enfrenta al gobierno cubano. Es el mismo año en que el presidente de Cuba –Manuel Urrutia- es sacado de la presidencia precisamente por oponerse a un régimen que ya se declaraba marxista. Cuando ya se hizo evidente para los cubanos que se instauraba una dictadura comunista, empieza a desatarse una ola opositora muy fuerte.

A finales de la década del sesenta, junto otros estudiantes soy condenado a veinte  años de cárcel. Algunos de mis compañeros recibieron hasta 30 años de cárcel y otros fueron incluso fusilados.  Sin embargo, como en esa época yo tenía sólo 17 años, me ponen en una prisión de menores, desde donde consigo escaparme junto a otros muchachos. Recuerdo que a uno de ellos lo hieren en el estómago, se queda herido…y dos conseguimos escaparnos y asilarnos en una Embajada.  Allí estuvimos escondidos varios días y salimos con salvoconducto conseguido a través de Venezuela, en septiembre del año 1962.

Desde entonces estoy fuera de Cuba, hice mis estudios fuera de ese país y me radiqué en España, donde vivo desde 1970.

-En su libro “La Agonía de América”, usted plantea una crítica a la izquierda ortodoxa, que ha sido tan radical y poco flexible para percibir los fenómenos económicos. Pero también dice que algunas economías estatizantes han evolucionado y aceptado las bondades del libre mercado. ¿Por qué Cuba no da indicios de evolucionar en este sentido?

-Lo que ocurre es que en Cuba no hay grupos de economistas, en la proximidad del poder no hay nadie que tenga influencia en Castro, porque la característica de esa dictadura es que allí hay un caudillo que ejerce absolutamente toda la autoridad. Y la manera en que la ejerce contribuye a su aislamiento. En este régimen, el dictador atesora toda la sabiduría del país, y él es quien les dice a los demás qué es lo que tienen que hacer para lograr la prosperidad.  En otras palabras, el dictador no se hace asesorar por un grupo de expertos. Castro les dice a los economistas lo que tienen que pensar. Llega al colmo de decirles a los especialistas en neurocirugía, cuál es el mejor tratamiento quirúrgico para enfrentar el mal de Alzhaimer, como lo reveló uno de los médicos que recientemente desertó.

De manera que no estamos solo en presencia del “primer economista” o del “primer comandante”, sino que estamos en presencia también del primer cirujano. Se trata de un hombre que dedica la mayor cantidad de su tiempo a demostrarle a su interlocutor la sabiduría que él tiene y el dominio que presume tener acerca de todos los temas. Y en eso consume el 95 por ciento de su tiempo. Claro, una persona con estas características no escucha. Por eso él asegura que el mundo entero está equivocado,  o que forma parte de una conspiración urdida por la CIA para tratar de descarrilar el proceso revolucionario de la dirección correcta que es la que él ha dictado.

Si la realidad contradice lo que son sus presupuestos teóricos y sus creencias y convicciones, es porque o se trata de un fenómeno provisional;o se trata de un espejismo. Luego, hay que ignorar la realidad porque lo importante es lo que él piensa.

 

-Tengo entendido que en Cuba el Partido Comunista se desafilió de su similar de la ex URSS. ¿Será esto una mera mascarada, una declaración lírica?

-A ver…en el momento en que Gorbachev lanza la Perestroika, en ese mismo momento –y de manera no coordinada, sino por una coincidencia fatal para Fidel- Castro lanza un movimiento exactamente contrario, que es la vuelta a la ortodoxia.

-Desde la “nomenklatura” como llama Paul Voslenky a los que tienen prebendas, sinecuras y que profitan del régimen, ¿tampoco se ejerce una crítica, o el control es absoluto?

-¡El control es absoluto!  El control en el Partido Comunista cubano es total. Es cosa de preguntarse en qué consiste el ser dirigente político en Cuba.  Consiste en saber interpretar lo que tiene en mente Castro. Quien se olvide de esto pierde el favoritismo del dictador y el alejado del poder, como le ocurrió a Carlos Aldana hace algún tiempo. Y como le ocurrió de una manera mucho más grave al general Ochoa el año 1989. Es decir, la autoridad de Castro en Cuba cubre todas las áreas imaginables.  Por eso no hay corrientes de opinión en Cuba…y por eso es tan uniforme el discurso de la dirigencia política cubana.

 

 

 

 

 

 

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